Un grupo de investigadores de la Universidad Johannes Gutenberg de Alemania ha creado un sensor implantable que permite medir la concentración de varios fármacos y biomarcadores en la sangre durante meses sin degradarse. El dispositivo emplea nanopartículas de oro que están suspendidas en un gel polimérico. Este gel es precisamente lo que ayuda a mitigar la probabilidad de que el sistema inmune rechace el sensor, y comience a crear tejidos en torno a él.
El sensor tiene un tamaño aproximado de 1 cm² y un espesor de 1 mm. Ha sido implantado en ratas, y ha permanecido dentro de su cuerpo durante varios meses sin que lo hayan rechazado ni haya degradado su función. Esto es precisamente la principal contribución de este trabajo, ya que habitualmente el cuerpo suele rechazar el dispositivo implantado.