Investigadores del Baylor College of Medicine en Houston han desarrollado un implante cerebral que permite a invidentes recuperar visión con una mayor precisión que la obtenida hasta la actualidad. El implante transmite directamente al cerebro la información visual que capta una cámara y electrodos implantados en el cerebro se encargan de recibir la información visual y estimular neuronas responsables de la visión.
Hasta aquí realmente no hay ninguna novedad respecto a los test ya realizados en pacientes en 2016 por la compañía norteamericana Secondsight, los fabricantes del Argus II. El Argus II, aunque recientemente ha sido descontinuado por una reestructuración de la compañía, es probablemente el ojo biónico que ha sido implantado en más pacientes (por encima de 350 alrededor de todo el mundo). Entonces ¿Cuál es la novedad del trabajo que han hecho estos investigadores?
Los métodos anteriores para estimular la corteza visual (Argus II y otros ojos biónicos comerciales) tratan cada electrodo como un píxel en una pantalla visual, estimulando muchos de ellos al mismo tiempo. Con este sistema, los participantes pueden detectar puntos de luz, pero les resulta difícil discernir objetos o formas visuales. Y es que nuestro cerebro está preparado no sólo para recibir patrones espaciales (distintos píxeles activados en distintas regiones ) sino espacio-temporales (distintos píxeles en distintas posiciones que van cambiando en el tiempo). En el caso concreto de la visión, los movimientos oculares sacádicos causan cambios continuos en el patrón visual que percibe nuestra retina.
La nueva tecnología, en lugar de e construir formas a partir de múltiples puntos de luz, traza contornos que se perciben con mayor facilidad que los objetos. El experimento se desarrolló con cuatro personas videntes y dos personas que habían perdido completamente la vista en la edad adulta. Todos tenían instalados previamente electrodos en sus cerebros con fines médicos, sin relación alguna con esta investigación pero que fueron aprovechados para testar la tecnología.
Las formas de las letras se reflejaron en las neuronas de la corteza visual gracias a las corrientes eléctricas, que generaron pinchazos de luz llamados fosfenos. Los fosfenos: son esas manchas luminosas que se ven al frotarnos los párpados por estimulación mecánica, pero también por estimulación eléctrica, que es de lo que se valieron los autores de esta investigación para dibujar letras en el cerebro para que la persona pueda percibirlas sin necesidad de usar los ojos.
Bajo estas líneas os dejamos un vídeo de uno de los pacientes usando el dispositivo:
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