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Imprimen un implante para la médula espinal que permite recuperar función motora a ratas


Investigadores de la Universidad de California San Diego han conseguido imprimir por primera vez un implante para la médula espinal que ha permitido a ratones con lesiones en la médula restablecer funcionalidad motora. Hasta ahora ya ha habido experimentos científicos en los que se han impreso tejidos como piel, córneas, o vasos sanguíneos. Pero esta es la primera vez que se imprime de modo exitoso un implante nervioso.


La impresora emplea una técnica bastante diferente de las impresoras típicas 3D de deposición de capas. La técnica, llamada impresión de proyección continua a microescala (μCPP), es mucho más rápida y tiene mucha más resolución que estos métodos tradicionales. El objetivo de estos científicos era crear un implante que ayudase al cuerpo a reparar una herida en la médula espinal, y que a continuación se degradase, de tal forma que terminase desapareciendo del cuerpo.

En el pasado ya habían intentado esto, pero los axones de las células nerviosas de la médula rechazaban el implante y trataban de crecer alrededor de él, o incluso al llegar a él daban la vuelta en vez de atravesarlo y terminar de reparar la herida. En esta ocasión han empleado un material que ha sido aceptado por estas células nerviosas (hidrogel de metacrilato de gelatina).

El implante tenía micro canales destinados a soportar las células nerviosas en su crecimiento, y después de crear el implante los científicos rellenaron estos micro canales con células madre neuronales para favorecer el crecimiento de los axones a travésy reparar la lesión. El tamaño de estos micro canales es de 200 µm, un tamaño demasiado pequeño para ser creado con técnicas de impresión tradicionales, de ahí la necesidad de emplear μCPP. Además esta técnica es mucho más rápida (aunque no barata) que la impresión tradicional; bajo estas líneas podéis ver un vídeo de duración 1,6 segundos en los cuales se imprimió uno de estos implantes.


A las cuatro semanas, las ratas del experimento habían recuperado una cantidad bastante significativa de función en sus extremidades cuando se les comparaba con animales a los cuales no se les había puesto el implante. A las cuatro semanas el implante todavía está estructuralmente intacto, pero a los cinco meses ya había desaparecido completamente sin signo de inflamación.

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