Típicamente antes de un trasplante los riñones se conservan manteniéndolos a baja temperatura con hielo. Este proceso produce daño en los tejidos del riñón, y cuanto más daño se produce más probable es que el cuerpo del paciente receptor rechace el órgano. En un estudio que ha involucrado 222 trasplantes de riñón se ha demostrado que la máquina que podéis ver bajo estas líneas decrementa el daño en los tejidos de los órganos trasplantados a la mitad.
La máquina en vez de conservar a los riñones fríos en hielo los conserva calientes y bombea sangre, nutrientes y medicinas al riñón para seguirlo manteniendo "vivo". En el estudio llevado a cabo se demostró que de 137 riñones que se mantuvieron vivos empleando la máquina sólo hubo que descartar 16, mientras que en otro conjunto de 133 riñones que se conservaron empleando los protocolos estándar (hielo) hubo que descartar 32, el doble. En total 222 trasplantes pudieron realizarse con ambos tipos de riñones.
Este estudio demuestra el potencial de esta máquina para evitar que órganos que se van a trasplantar se pierdan por haberse conservado durante demasiado tiempo en hielo o en unas condiciones no óptimas.