Un grupo de investigadores taiwaneses ha diseñado un dispositivo basado en un array de ultrasonidos que pretende revolucionar la forma en la que los fármacos son suministrados al cerebro. Los capilares sanguíneos que irrigan el cerebro están compuestas de células "empaquetadas" muy densamente, lo que supone una severa restricción para sustancias químicas de tamaño elevado para llegar hasta el cerebro. Esto es un mecanismo de defensa, ya que por ejemplo previene que una bacteria puede llegar hasta el cerebro a través del torrente sanguíneo. En muchas ocasiones, es una especie de "valla" que protege al cerebro, nuestro órgano más valioso, de posibles sustancias patógenas.
Sin embargo, esta valla también bloquea el suministro de algunos fármacos al cerebro que podrían emplearse para tratar enfermedades como el Alzheimer o el Parkinson, debido a que éstos fármacos tienen un tamaño demasiado geande. De las 7000 sustancias químicas conocidas que potencialmente podrían emplearse para tratar distintas patologías que afectan al cerebro, sólo el 5% pueden llegar hasta él.
Sin embargo, los pulsos de ultrasonidos pueden abrir temporalmente esta barrera, lo que puede permitir el suministro de estas drogas. Los ingenieros taiwaneses han desarrollado un dispositivo que cuenta con 256 emisores de ultrasonidos que producen sonidos en dos frecuencias diferentes y en distinta fase. Hasta ahora se había experimentado con dispositivos que empleaban una única frecuencia, pero una compleja red de microcontroladores y sensores en este dispositivo permite emplear dos frecuencias, lo que mejora los resultados del dispositivo.
Ultrasonidos de frecuencia adecuada permiten abrir "pequeños agujeros" en la barrera que protege nuestro cerebro, agujeros que se cerrarán por sí solos cuando hayan cesado los ultrasonidos. Estos agujeros se producen porque el ultrasonido crea "pequeñas burbujas" en los capilares, burbujas que se forman por un agente de contraste que ha sido introducido en la sangre del paciente. Este dispositivo puede mantener abiertos agujeros el tiempo suficiente para proporcionar drogas que traten patologías en el cerebro del paciente.
Por lo de ahora el dispositivo sólo ha sido probado en animales (cerdos). A estos animales se les proporcionó una droga mientras se usaba el dispositivo de ultrasonidos emitiendo frecuencias a 400 kHz y 600 kHz, y se ha podido verificar que el cerebro de los animales absorbió 10 veces más fármaco de lo que hubiese absorbido sin el dispositivo de ultrasonidos.