¿Alguna vez te ha parecido recordar algo, a pesar de estar completamente seguro de que nunca ha sucedido? La mayoría hemos tenido experiencias similares a ésta. La memoria humana no es infalible y, de hecho, muchas veces modificamos nuestros propios recuerdos o incluso nos los inventamos.
Pues bien, un experimento llevado a cabo recientemente en el Center for Neural Circuit Genetics del MIT ha demostrado que los recuerdos falsos son relativamente fáciles de crear. O al menos es así en ratones.
El método utilizado es el siguiente. Los científicos han colocado a los ratones en un entorno concreto y han tomado nota de en qué parte del cerebro se almacenaba la memoria de ese lugar. Después han situado a los ratones en un segundo entorno y, mientras les estimulaban la parte del cerebro dónde guardaban los recuerdos del primer lugar, les dieron una descarga eléctrica. Por último, reintrodujeron a los ratone en el primer entorno, y fue entonces cuando los ratones se quedaron parados, como recordando haber sufrido una descarga en dicho entorno, aunque en realidad no fue así.
Se cree que la forma en la que se crean recuerdos es igual tanto para ratones como para seres humanos, por lo que los investigadores piensan que estos descubrimientos podrían acabar usándose con personas, posiblemente para ayudar en terapias psicológicas con colectivos como víctimas de estress post-traumático (como soldados o supervivientes a un accidente). Es posible que usando estas técnicas se pueda desarrollar un interfaz directo con el sustrato físico en el que se almacena la memoria.
El por qué los recuerdos son algo tan fácil de manipular es un misterio, aunque se elucubra sobre que quizá sea lo que permite al ser humano ser tan creativo, al hacer más fácil imaginar situaciones hipotéticas.
Fuentes: